El tarot telefónico, ya que el tarot como arte adivinatoria data del s. XV, ha sido siempre un reflejo de la situación económica de la población en distintos sentidos.
Por un lado, en el sentido presupuestario, pues refleja claramente la economía de un gran sector de la población que recurre a las técnicas de adivinación. Por otro, premonitorias, como se ha desarrollado en el sentido profesional, pasando de personal con contratos laborales trabajando en una oficina donde tenían que acudir diariamente, a los actuales autónomos que trabajan con un desvío a domicilio, los cambios introducidos por las nuevas tecnologías.
3,45 €/min. era el precio del tarot antes de la crisis económica
El tarot cada día tiene más adeptos que repuntan aún más con las crisis, pero, por el contrario, con mucha menor capacidad adquisitiva, lo cual ha redundado en un menor importe de las consultas, pero también en una menor facturación para los profesionales de estas técnicas.
Antes del 2010 se dio la época dorada del tarot y uno de los métodos preferidos por los españoles para la consulta del tarot eran los famosos 906 y después 806. Además, se pagaba en muchos casos 3,45 €/minuto e incluso más, sin importar la profesionalidad del tarotista.
A partir de esa fecha y de modo continuado, en un escenario donde muchos españoles perdieron sus trabajos, sus casas hipotecadas, la sociedad se enfrentaba a una de las crisis más importantes de la última década. Fue entonces cuando los precios del tarot fueron disminuyendo, llegando en la actualidad a 1 o 2 €/minuto solo para profesionales de primera línea. Estos son tarotistas y videntes con un gran nivel de aciertos, pero incluso a 0,30 €/minuto para los menos distinguidos. Además, las tarjetas bancarias desbancan al método de moda, a los costosos 806.
Los falsos videntes de televisión dañaron la imagen del tarot
También los medios por los que se ofrecían los servicios han cambiado. A comienzos de la década del 2010, los españoles recurrían al tarot a través de los espacios televisivos donde imperaba el reality que tanto daño han hecho a este sector con consultas “amañadas”. Estas se dieron junto a la avalancha de canales ilegales que aparecieron y que emitían a cualquier hora por las cadenas TDT residuales, con supuestos profesionales capaces de predecir el número premiado de la lotería. Además, obtenían inversiones importantes en publicidad del teletexto y revistas, donde un tarotista que no necesariamente tenía por qué ser un gran profesional, podía llegar a ganar hasta 3.000 €/mes.
Eso quedó atrás. El coste de los espacios televisivos y el endurecimiento de la normativa para este tipo de espacios que no se cubren con el precio actual de las consultas ha dado paso a los directos por Facebook y YouTube.
Los anuncios en el teletexto y las revistas han dado paso a internet, la web y las redes sociales como métodos preferenciales. También como indicaba, los formatos de pago se han visto modificados, pasando de los números de tarificación añadida 806, que débilmente perduran y que han llevado a empresas de reventa de 806 a la quiebra, han sido sustituidos con medios más actuales: tarjeta de crédito, transferencias bancarias, PayPal, pagos bizum, acercando así al máximo las posibilidades de pago a los consultantes.
Internet, un arma de doble filo
Internet, debido a su introducción en todos los hogares inicialmente y posteriormente con la era de la telefonía móvil, ha supuesto el trampolín de salvación para un sector que no tenía solución de continuidad en el formato anterior. El multimedia de internet, los foros de opinión, las redes sociales, los “escaparates web”, con un gran contenido e información han simplificado el acceso a las nuevas generaciones, incorporándose apenas sin dificultad, las personas de mayor edad.
Si bien es cierto que el cliente del tarot tiene delante de sí mismo un mayor abanico de información y posibilidades, también lo es para los ciberdelincuentes, estafadores y un coladero de no profesionales que perjudican tanto a consultantes como a tarotistas y con ello al sector. Existen los siguientes tipos: la ciberdelincuencia, respecto de la mala praxis de supuestos profesionales, respecto de las irregularidades. Por otro lado, son muchas las personas que llaman al tarot y para pagar su consulta dan su número de tarjeta, sin darse cuenta de que si bien es cierto que solo las empresas con seguridad comprobada tienen contratos bancarios de pago por TPV, lamentablemente algunas de ellas venden el uso virtual de terminales a supuestos profesionales para hacer el cobro, pero que en realidad al salirse de las inspecciones y protocolos de seguridad bancaria están expuestos al robo de la numeración, que en ocasiones detectan los usuarios, como compras no realizadas por ellos mismos, que suelen ser de poco volumen, pero al fin y al cabo un robo con la tarjeta bancaria facilitada. Esto ha hecho que muchos consultantes utilicen tarjetas monedero o de recarga donde transfieren justo la cantidad precisa.
En tercer lugar, las estafas de los hechizos, magia, endulzamientos, etc. Es decir, el cobro desorbitado y fuera de control y sin presupuesto (cantidades altas y donde suele repetirse la demanda de reiteradas cantidades económicas) para resolver un problema del consultante a través de este tipo de trabajos.
Finalmente, se dan los robos de numeración para la elaboración de bases de datos de interés. Consiste en anuncios engañosos que persiguen atraer llamadas, para conseguir números de teléfonos interesados en el tarot, que luego se venden a empresas que inundan con SMS insistentes, sin que el usuario haya dado permiso y vulnerando la LOPD (Ley Orgánica de Protección de Datos).
Las consecuencias de la digitalización del sector
Hoy en día, hay muchas más personas usuarias de este servicio, pero, teniendo en cuenta que la facturación en este sector procede de las consultas telefónicas mayoritariamente, la misma se ha visto afectada al ser estos mucho más bajos. Para ello hay que tener en cuenta dos factores:
En primer lugar, la economía de los españoles que han visto perdida su capacidad adquisitiva, ya que hace diez años ser “mileurista” era sinónimo de salario por los suelos, mientras diez años más tarde se ha convertido no solo para los españoles, sino para los gobiernos en objetivo de salario mínimo.
En segundo lugar, la introducción del tarot latinoamericano. Desde que empresas como Movistar u Orange iniciaron la poco prestigiosa atención latina con desvíos de su servicio de atención al cliente hacia países como Colombia, Perú, etc., los latinos han crecido en este tipo de servicio y, aunque ahora las están retirando, para mejorar los servicios de atención al cliente han dejado estructuras que se han ido acomodando a otros productos de tele marketing y asistencia, y el tarot está entre ellos. Los costes de desvíos a los países latinos permiten abaratar el precio de la consulta y, hoy en día, una gran multitud de call centers de tarot desvían a call centers latinoamericanos, sin que tenga un coste añadido de conferencia, al discurrir a través de centralitas virtuales y tecnología voz IP.
Las nuevas tecnologías disparan la entrada de tarotistas latinoamericanos
Los pueblos latinos han visto en el mercado de tarot español una puerta abierta. Mediante las contrataciones de DDIs españoles en las empresas de centralitas virtuales. Estos call centers que suelen tener multiservicio, servicios de tarot y eróticos dados por las mismas personas que trabajan en ellos, son receptores de muchísimos desvíos en la actualidad de los propios call centers.
En otras palabras, cuando los gabinetes de tarot tienen excesos de llamadas, estos desvían a los call centers en principio españoles, los cuales mediante un tejido en red compensan entre ellos sus excesos y defectos, pero donde también tienen metidos en esa telaraña de desvíos a call centers latinos. Pero este tema no ha hecho más que empezar, ya que la mejora en las redes latinas con la incorporación de la fibra ya no solo a empresas, sino a particulares, ha desembocado en multitud de extrabajadores de call centers que, desde Latinoamérica con la contratación de un número español, dan sus servicios como si fuese desde el territorio. Además, aún queda más por ver, pues desde países como Marruecos preparan su entrada a este mercado con servicios de call centers.
Líneas de tarot fantasma
La aparición de supuestas líneas de tarot que aparecen y desaparecen dejando sin pagar a los profesionales que trabajan en ellas. El modus operandi es ofrecer consultas a un precio bajo que no cubre gastos, pero que en realidad se convierte en pocos meses en un volumen muy importante de dinero que procede solo de ingresos, donde los gastos son ridículos.
Para que las personas se hagan a una idea, si han facturado en todo el mes 60.000 euros en muchísimas llamadas de bajo coste, cierran al mes o dos meses sin pagar a sus profesionales, a veces solo liquidan una pequeña cantidad a sus trabajadores para ganar tiempo y la casi totalidad es beneficio.
Los que trabajan no saben quiénes les contratan, solo tienen números de tarjetas móviles irrastreables, además de muchas pequeñas estafas que, debido al importe y a la dificultad para investigar este tipo de delitos, nunca llegan a ser investigados. Cierran y abren con otros nombres, amparándose en la ocultación de quienes son y suma y sigue… dejando tras de sí un mercado que tiende a los precios a la baja y tarotistas estafados que enrarecen el sector.
Por otro lado, no solo hay empresas de sede en Italia, Rumania, etc. También de Latinoamérica, y Marruecos, pero que algunos españoles a la desesperada intentan montar desde sus domicilios, aunque estos últimos generalmente son más fáciles de detectar.
Negocios de tarot al margen de Hacienda
Los tarotistas y videntes que trabajan desde casa, sin gastos sociales ni tributarios que pueden acomodar los precios de sus consultas, según sus necesidades y la capacidad económica que detecten en el incauto cliente que cae en estas redes de particulares. Estos factores más importantes, aun a pesar del aumento del interés en el tarot, han conseguido como efecto precios más bajos por consulta, donde las empresas españolas que tributan les es muy difícil competir, al ver disminuidos sus márgenes de beneficios. Esto ha hecho que muchas tengan que cerrar una mayor cantidad de profesionales que en una multitud de casos no lo son en el escenario de venta que hace que se dividan los beneficios, pero que muchos de ellos se van fuera de España.
Por lo tanto, cuantos más seguidores más volumen de negocio, pero no para los gabinetes o call centers españoles. Esto ha repercutido en los beneficios de los realmente profesionales que tienen que competir en desigualdad con este mercado.