2020 fue un año difícil para la oferta de empleo público, pero ya acaban de ser convocadas las nuevas plazas. “La crisis se ha hecho notar también en el perfil de los opositores, aunque, el número de plazas ofertadas anima a prepararse”, afirma Ángela de las Heras, directora del Área Oposiciones del CEF.- Centro de Estudios Financieros.
Una oposición es un proceso que tiene sus fases, sus plazos y su particular espera. Son muchas las personas que se están animando para prepararse una oposición, pues es una opción muy atractiva como alternativa a la situación laboral de hoy en día. La mayoría de las personas que deciden prepararse una oposición tienen el objetivo de conseguir un empleo estable.
Probablemente, haya un cierto número de personas que piensan en opositar y les cuesta decidirse. Por esto, antes de empezar a estudiar para preparar la oposición es importante tener en cuenta una serie de aspectos para elegir la opción más adecuada que se ajuste al perfil personal y académico de aquellos interesados en ingresar en alguno de los Cuerpos de la Administración General del Estado. Esta guía puede servir de ayuda a tomar la alternativa más acertada.
10 aspectos a tener en cuenta si estás pensando opositar
Disponer de toda la información: contar con una buena información, lo más completa y actualizada posible, y procedente de fuentes fiables, es esencial a la hora de escoger una oposición. El BOE y las páginas web oficiales de los organismos convocantes son páginas webs obligatorias para cualquier opositor. Igualmente, los centros preparadores especializados, como es el CEF.-, ayudan en este cometido debido a que tienen información complementaria que hay que conocer.
Perfil académico adecuado a cada programa: Buscar el programa de estudio relacionado con la formación profesional del opositor es imprescindible para poder decantarse por una u otra oposición. A mayor número de coincidencias con la formación adquirida, más posibilidades de conseguir lo propuesto.
Tener en cuenta la situación personal de cada uno: No es lo mismo disponer de las condiciones idóneas para estudiar a tiempo completo (soporte familiar, colchón económico, un plazo de dos a cuatro o más años para dedicarse exclusivamente a preparar la oposición) a la opción de compatibilizar trabajo u otra actividad con la preparación de la oposición. Para este último caso, muchas de las oposiciones más exigentes quedan directamente excluidas, ya que el nivel de dedicación que requieren es muy superior al que podría dedicar una persona con otras responsabilidades.
Duración de la preparación: El opositor debe pensar en el medio y largo plazo. Las oposiciones de los grupos A1 y A2 requieren mayor tiempo de preparación (de dos a cuatro años), pero también son las que con una buena preparación, constancia y perseverancia ofrecen mayores expectativas de éxito. En general, las oposiciones que comprenden programas exigentes tienen un mejor ratio de plazas convocadas e instancias presentadas.
Ratio de plaza convocadas e instancias presentadas: Este aspecto es muy importante. Hay que tener cuidado con el reclamo de las grandes convocatorias (a no ser que se adecuen muy bien al perfil). En general, una oferta amplia de plazas no equivale a mayores oportunidades de aprobar. Al contrario, suele implicar una mayor competencia porque muchos aspirantes son atraídos por la espectacularidad de las cifras. Conviene consultar el histórico de las distintas opciones para tratar de determinar la ratio de plazas convocadas en relación con el número de aspirantes presentados que se han producido otros años. Este dato lo puede facilitar los centros especializados en preparar oposiciones, como el CEF.-
Regularidad de las convocatorias: No todas las oposiciones son convocadas con la misma regularidad. Para determinados cuerpos de la Administración, las oposiciones son muy estables y se convocan con regularidad, cada año o cada dos años, máximo. Otras, en cambio, tienen un carácter más esporádico o circunstancial. Siempre será más prudente decantarse por unas oposiciones cuya convocatoria sea regular y de las cuales haya una expectativa real de cuándo volverán a ser convocadas.
Destino y retribución: Una vez aprobada la oposición, el primer destino puede obligarnos a un cambio de localidad, por lo que resulta muy útil saber de antemano cuáles son las opciones que se adecuen al momento de opositar. Por otra parte, conviene estar al corriente del nivel retributivo del Cuerpo al que aspiran. En función de si alcanza o no las expectativas salariales, se valora si el esfuerzo que supone preparar esa oposición merece la pena desde el punto de vista económico.
Proyección formativa: Cuando se aborda un proyecto de la envergadura y dificultad de una oposición, siempre hay que tener presente la posibilidad de que no se logre el objetivo. En un examen de oposición entre el aprobado y el suspenso media una distancia mínima, pues hay un número de plazas que son los que aprobarán la oposición. La preparación que brinda una oposición de cierto nivel y la capacidad de trabajo que desarrolla quien la prepara concienzudamente son valores muy apreciados desde la empresa privada. Por eso, es relevante valorar las oportunidades laborales que una determinada oposición pueda brindar en el caso de no aprobarla.
Vocación de servicio: Un funcionario no es otra cosa que un servidor público, y sin una clara vocación de servicio, difícilmente podrá desempeñar una carrera exitosa y satisfactoria en la Administración.
La gran cuestión: Por su dificultad y los sacrificios que implica, preparar una oposición es sin duda una de las grandes pruebas por las que puede pasar una persona a lo largo de su vida. Se pasará por momentos de desconfianza y para recuperarla deberán estar los preparadores, los compañeros y la familia para prestar el apoyo necesario. Ante todo, hay que tener un firme convencimiento de éxito y, por supuesto, un compromiso personal.